Eremita
Yerto en la ribera,
el cielo, prieto observa;
apercibió lastra el serrano,
gritando pullas al milano,
que despavorido, se coló al solano.
Argüir, bizarro con presteza,
postrera magaña quimérica,
abandonando carbunclo solio,
después de los arces y jaras,
lozanos linares y dazas,
infausto cortijo y alquería,
recatado linaje sin jerarquía,
el austro hinchó Garcés,
al septentrión con estulticia,
por la parda rivera extático
guió el hortelano, otra vez,
inefable, hacia el quedo nadir.
Del libro: “De la conseja al sacro
amanuense”
RubiMosch 10/2001
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